Un producto único por su maduración con más de 900 días. Fruto de una cuidadosa selección especial de 300 piezas por año para conseguir que el queso mantenga su cremosidad a pesar de la curación. En el paladar imprime las notas del trabajo bien hecho, con un regusto muy intenso y recuerdos a tostados propios de largas maduraciones.
- Rayar o raspar la parte exterior antes de consumirlo por razones higiénicas. Aunque todos los quesos tienen corteza natural comestible generada por las decenas de manos de aceite de oliva con las que mimamos nuestros quesos.
- Atemperar el queso antes de cortarlo y degustarlo, esto hará que seamos capaces de percibir todos los aromas y sabores.
- Servir cortado en finas porciones triangulares que vayan desde el exterior hasta el corazón del queso para percibir todas las texturas y sabores.